Un paciente de Ortodoncia, me pregunto:
“Por que el chicle, si es un alimento tan blandito, ¿es capaz de tumbar los brackets?”
Uf, fue una pregunta aparentemente justa, que merece una respuesta justa.
Lo primero que había que aclarar, era que el chicle, no es un alimento, es una costumbre, moda, adicción, o como lo quieras enfocar, según la persona, que aparte de la glucosa y saborizantes, no aporta ningún beneficio a nivel nutricional, y si es capaz de darle información falsa al sistema gástrico, el cual se prepara a recibir los alimentos que supuestamente se están masticando, produciéndose las respuestas del estomago, que espera recibir alimentos que se procesarían con las secreciones digestivas correspondientes, las cuales pueden producir daño sobre la mucosa gástrica, al no tener nada que digerir y si quedar expuesta a los irritantes jugos digestivos.
Pero lo anterior, es tema de los gastroenterólogos, los cuales son la autoridad lógica, para la ampliación del argumento.
En nuestro caso, el tema se centra en la consistencia y dureza del chicle, las cuales en realidad no representarían problema alguno en el cuidado de la aparatología fija en los tratamientos de ortodoncia.
Para esto, debemos entender algunos conceptos de física, y la mejor forma que se me ocurre es como cuando recibimos un hermoso cuadro de regalo y decidimos colgarlo en la pared.
Lo primero que hacemos es visualizar la pared que la obra de arte se merece y buscar un clavo y un martillo, y aplicarle un impacto equivalente a 50 Kilos de fuerza a la cabeza del clavo, para que el mismo quede introducido en la pared, lo suficiente, para que soporte el peso de nuestro cuadro.
Los datos matemáticos aquí referenciados, no son exactos, pero no vamos a molestar a nuestro buen amigo Newton, con su segunda ley, para darle un caris dramáticamente científico a la explicación, pero es fácil deducir que dada mi corpulencia, no seria capaz de aplicarle al clavo un martillazo de 50 kilos con el peso, de un martillo promedio, por lo que lo menos vergonzoso para mi, siempre será aplicarle al clavo, 25 impactos de 2 kilos y así de forma acumulativa, logro dejar el clavo en posición de recibir mi cuadro, pasando por alto las abolladuras que le propiné a mi pared y que afortunadamente, quedarán disimuladas convenientemente por el mismo cuadro.
En el caso de los chicles que consuman nuestros pacientes, el efecto es el mismo, pues el impacto acumulativo, sobres los brackets, que produce el hecho de masticar un chicle, acaba por vencer la capacidad de la resina que se usa para fijar el bracket sobre la superficie del diente, y el mismo se desprende, causando la obstaculización del proceso normal del tratamiento, sin contar con el desgaste del paciente, intentando fabricar una causa ajena a el, para justificar el daño de los aparatos.
Por eso amigo paciente, por fa, no consumas chicles ni alimentos de consistencia dura y mantén el aseo de tus aparatos en forma optima.
A propósito, Newton nunca masticó chicles, pero las manzanas no le CAÍAN MUY BIEN, pero tranquilos, la cosa nunca fue de GRAVEDAD.

Clínica Odontológica
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